Estudios universitarios de los legisladores, ¿qué tan representativos son del resto de la población?

“Casi un tercio de los encargados de representar a la ciudadanía desde el Poder Legislativo no se prepararon con estudios universitarios”, señaló en un artículo el diario La Nación. La nota releva la situación de 321 diputados y senadores nacionales, es decir todos salvo ocho casos en los que no obtuvieron respuesta, y concluye que 217 cuentan con al menos un título universitario (67,6%). Vale señalar que los estudios superiores no universitarios, como una tecnicatura en periodismo, un profesorado de nivel inicial u otro terciario, están excluidos de la cuenta. Los datos surgen de la Fundación Directorio Legislativo y fueron clasificados por La Nación Data. Pero, ¿qué tan representativos son estos números?

En el total de la población argentina mayor de 25 años de 2010, menos del 15% había completado sus estudios superiores o universitarios, de acuerdo con los datos del censo nacional procesados por la Dirección General de Evaluación de la Calidad Educativa porteña. De esta manera, el porcentaje de recibidos en el Congreso más que cuadriplica la situación de los habitantes del país. La población con título superior o universitario de 2010 (14,6%) muestra un importante crecimiento con respecto a los censos previos, ya que eran el 11,1% en 2001, el 7,7% en 1991, y el 4,1% en 1980.

“Los diputados representan directamente al pueblo argentino y los senadores a las provincias y a la Ciudad de Buenos Aires”, explica el sitio oficial del Congreso. De esta manera, la Constitución Nacional establece que en el primer caso se “requiere haber cumplido la edad de 25 años, tener cuatro años de ciudadanía en ejercicio, y ser natural de la provincia que lo elija, o con dos años de residencia”, mientras que los senadores deben tener “30 años, haber sido seis años ciudadano de la Nación, disfrutar de una renta anual de dos mil pesos fuertes o de una entrada equivalente, y ser natural de la provincia que lo elija, o con dos años de residencia”. En ninguno de los dos casos existe un requisito de estudios universitarios.