Las afirmaciones falsas o engañosas de un posteo viral sobre el cáncer de próstata

En las últimas semanas circuló en Facebook un posteo viral que asegura, entre otras afirmaciones, que el Grupo de Trabajo de Medicina Preventiva de los Estados Unidos dejó de recomendar el chequeo regular para detección precoz del cáncer de próstata; que alcanza con adoptar hábitos de vida saludable para preservar la salud óptima del órgano; que el agrandamiento de la próstata es un proceso “normal” y por ende no habría que intervenir; o que el jugo de limón es efectivo para matar células tumorales.

Sin embargo, estas afirmaciones son falsas o engañosas: están basadas en posiciones revisadas o matizadas, exageran los alcances de observaciones preliminares, confunden la “normalidad” de fenómenos biológicos con la pertinencia de intervenciones médicas o quirúrgicas cuando ocasionan síntomas que afectan la calidad de vida o reproducen mitos que, con distintas variantes, circulan desde hace más de una década. 

El posteo fue compartido 259 mil veces en Facebook y obtuvo 52 mil “Me gusta”. Una verificación de los principales dichos del posteo:

“El chequeo regular de la próstata no va más”  FALSO

“El Grupo de Trabajo de Medicina Preventiva de Norteamérica anunció hoy que la recomendación de que los hombres se hagan rutinariamente el chequeo del cáncer de la próstata ya no va más”, asegura el posteo, y añade que la medida se basó en que “los perjuicios del tratamiento son mucho mayores que los beneficios de encontrar el tumor temprano”. 

Es incorrecto. En realidad, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF, por sus siglas en inglés), que realiza recomendaciones independientes basadas en el análisis de la evidencia, modificó su anterior recomendación en contra del tamizaje o chequeo periódico para la detección precoz del cáncer de próstata en todas las edades y desde 2018 propone que la decisión de hacerlo o no en hombres de 55 a 69 años sea individualizada, teniendo en cuenta los valores y preferencias de los pacientes. 

Los médicos deberían informar y sopesar con los pacientes los pros y contra del análisis de sangre llamado prueba del Antígeno Prostático Específico (PSA, por sus siglas en inglés) para detectar el cáncer de próstata, basado en cuestiones tales como la historia familiar o la presencia de otras enfermedades (que en algunos casos tornarían fútil la detección precoz), sugiere la USPSTF. 

“No existe un dictamen en contra, hay que discutirlo con los pacientes. Algunos quizás tuvieron un padre que murió por cáncer de próstata y priorizan no pasar por lo mismo. Otros quizás no quieren que les hagan cosas. Son decisiones personales que, por supuesto, se pueden revisar en la consulta año a año”, dijo a Chequeado la médica de Familia y magíster en Efectividad Clínica Karin Kopitowski, jefa de Medicina Familiar del Hospital Italiano de Buenos Aires. 

Muchos especialistas en cáncer de próstata preferirían que la recomendación de la USPSTF fuera más enfática respecto de las ventajas del chequeo periódico o que se promoviera también su uso desde los 50 años o antes si hay factores de riesgo, o en mayores de 70 saludables (ver acá). 

En la Argentina, el consenso vigente de 2016 sobre diagnóstico y tratamiento de la enfermedad firmado por 9 instituciones o sociedades médicas, incluyendo la Sociedad Argentina de Urología y la Asociación Argentina de Oncología Clínica, también promueve la discusión con los pacientes sobre los riesgos y beneficios del examen. Pero asegura que “realizar el control cada 2 años en lugar de anual reduce los falsos positivos y los riesgos de sobrediagnóstico y sobretratamiento, conservando los beneficios de la detección temprana”. 

“Hay cambios de estilo de vida, dietas y ciertas prácticas que pueden ayudar a mantener la salud óptima de la próstata”  ENGAÑOSO

El posteo propone adoptar hábitos de vida saludables, comer algunos alimentos y evitar otros y seguir ciertas prácticas infundadas o controvertidas, como usar ropa interior holgada, no andar en bicicleta o evitar pasar muchas horas sentado, como una “ayuda” o salvaguarda para preservar la “salud óptima” de la próstata. El posteo mezcla referencias a la prevención o tratamiento del cáncer con otras referidas a la hiperplasia prostática benigna o incluso la prostatitis (inflamación). Y lo presenta de un modo tal que parece que alcanzara con esas medidas para evitar o lidiar exitosamente con los problemas. 

“No fumar, no consumir alcohol o hacer ejercicio son consejos universales para la vida, no solo para la próstata”, dijo Kopitowski. Mantener un peso adecuado para la talla también ha probado ser beneficioso.  

Las evidencias sobre la acción de ingredientes particulares de la dieta, aunque atractivas como propuesta, son menos contundentes. Como suele ocurrir en medicina, los hallazgos de asociaciones en estudios observacionales sobre grandes poblaciones o los estudios en animales de laboratorio o cultivos de células no prueban en personas o pacientes que enriquecer la dieta con determinado alimento o nutriente o prescindir de otros sea una fórmula “mágica” preventiva o, mucho menos, terapéutica, dado los múltiples factores que pueden influir. 

Un caso es el licopeno, un compuesto antioxidante presente en el tomate y del que diversos estudios, tanto en ratones como epidemiológicos, han sugerido un efecto protector del cáncer de próstata (ver acá y acá). “Si lo único que tu esposa puede presentar por la noche son tomates, cómelos con alegría”, propone el posteo. Sin embargo, subsisten interrogantes sobre la magnitud del efecto, el mecanismo de acción, la dosis necesaria, su verdadera utilidad después del diagnóstico o la sinergia o antagonismo con otros componentes de la dieta. O sea: faltan más ensayos clínicos controlados de calidad, y eso en nutrición no es sencillo.  

Otro caso es la carne. “La carne roja cada día triplica sus posibilidades de enfermedad de próstata”, asegura el posteo, aunque sin especificar cuál enfermedad. En realidad, no existe literatura consistente que muestre un impacto negativo de su consumo (o de otros alimentos) sobre el agrandamiento de la próstata y, a veces, se trata simplemente de buscar los estudios que se ajusten al propio interés. Por ejemplo, un estudio chino publicado en BMJ Open en 2016 encontró que las personas que comían más carne, pescado y huevos presentaban menos síntomas prostáticos. Y consumir más vegetales se asoció con… ¡un mayor agrandamiento de la próstata!

Con respecto al cáncer de próstata, un nuevo estudio de la Universidad de Oxford, Reino Unido, evaluó una base de casi 500 mil participantes durante 11,4 años y halló una reducción del riesgo de desarrollarlo del orden del 20-30% entre quienes consumían más vegetales y pescado (y menos carne), aunque los autores también reconocen que esta población podría llevar otros hábitos saludables, como menor tabaquismo y más actividad física, que podría producir un efecto confundidor residual y complejizar la interpretación lineal del vínculo. 

“¿Recomienda que los pacientes no coman carne para prevenir el cáncer de próstata?”, preguntó Chequeado a Juan Pablo Sade, jefe de la Unidad de Tumores Genitourinarios del Instituto de Oncología Alexander Fleming, en Buenos Aires. “No, de ninguna manera”, respondió. No está dicha la última palabra y, quizás, la última palabra sea que todo en su justa medida está permitido. 

En el posteo también fueron señalados otros argumentos que fueron verificados en esta otra nota.